Poco después de la noticia de la muerte de Tina Turner el pasado miércoles, velas y flores comenzaron a amontonarse frente a su finca en Suiza, donde la leyenda del rock se había radicado desde hace décadas.
Una multitud se comenzó a congregar frente al gran portón de hierro, envueltos en la oscuridad, caminando sombríamente uno por uno para dejar los arreglos florales y velas titilantes en frascos rojos.
En una breve entre vista a uno de los asistentes y cuestionado sobre por qué acudió, respondió: “Porque es la reina, la reina de todas las mujeres. Amo a Tina”.
Considerada una de las artistas más famosas del mundo, la reina del rock de 83 años vivió por casi 30 años en el chateau Algonquin en Kusnacht, sobre la exclusiva Goldkueste (Costa Dorada) del lago Zurich.
Turner se mudó al país alpino en 1995 con su pareja, el alemán Erwin Bach, de 67 años.
En 2013, tres meses después de casarse con Bach y de recibir su pasaporte suizo, Turner renunció a su nacionalidad estadounidense.
La pareja alquiló por mucho tiempo la finca debido a las restricciones para que extranjeros tengan propiedades en Suiza.
En 2021, la pareja habría pagado 76 millones de dólares por el inmueble de 10 pisos en el cantón de Staefa, en la costa norte del lago Zurich.
Bach dijo entonces al diario Handelszeitung que la propiedad, con piscina y espacio privado frente al lago, serviría como un retiro de fin de semana.
Turner ha sido exaltada por la prensa local como una ciudadana suiza modelo.
Debió aprender alemán, pasar una prueba local de cívica y hacer una entrevista para obtener la ciudadanía.
Con el pasaporte en mano, acudió a votar en los frecuentes votos populares que realiza el país, conocido por su sistema de democracia directa.
En 2021, La Universidad de Berna le otorgó un doctorado honorario por su “obra musical y artística única”.