Más de 19 mil niños y adolescentes de Quintana Roo tienen un trabajo que la ley no permite.
La pandemia amenaza el futuro de niños y niñas en la zona rural de Quintana Roo, a quienes el coronavirus los obliga a ocuparse, ya no en la escuela sino en el trabajo duro del campo.
Con las aulas cerradas, los libros, cuadernos y lápices han sido sustituidos por machetes, principalmente, en la zona de cultivo de caña de azúcar.
Desde las 5 de la mañana junto a sus hermanos, primos y padres, los niños se levantan para ir a las parcelas en la ribera del río Hondo. Chapear, fumigar, arrancar zacate, sacar piedras y resembrar, es en lo que se ocupan mientras inicia la temporada del corte de caña.
Niños caminando sobre la vía federal Ucúm-La Unión o en caminos saca cosechas, rumbo a los trabajaderos, con machete y ánforas de agua en mano, es lo que adorna el paisaje casi todas las mañanas.
En lugar de ir a la escuela, decenas de menores se han volcado a los campos agrícolas, lo que antes era contribuir a los quehaceres de la familia, hoy es un trabajo de tiempo completo.
“De por sí, casi no iba a la escuela, pero ahora con lo del Covid, mejor lo dejé, en la casa no tenemos televisión, y mucho menos celular o internet, y mejor me voy a trabajar con mis hermanitos, para comprar el mandado de la semana”, platica Melchorcito.
Con apenas 13 años de edad, él es uno de los niños y adolescentes que ganan hasta un tercio del jornal diario (120 pesos) para ayudar a llevar comida a la mesa. Con tres hermanitos más, se vio en la necesidad de ir a terminar los trabajos que su padre agarraba pero que abandona por su problema con el alcohol.
Todo lo que quiere es juntar dinero para comprarse un regalo en Navidad
Originario de Chiapas, sólo recuerda que sus padres llegaron hace mucho tiempo al poblado para el corte de caña, pero nunca regresaron, porque en la caña se gana el doble del jornal que les pagan en su tierra natal y por menos horas de trabajo.
Al igual, el pequeño desconoce si algún día podrá retomar sus estudios. Actualmente su único anhelo es trabajar lo suficiente para poder comprarse algo para la Navidad.
La ley prohíbe el trabajo infantil en la zafra y el cultivo de azúcar
Según datos de las asociaciones cañeras, el trabajo infantil en la caña de azúcar está estrictamente prohibido, pero sólo es posible monitorearlo durante el corte de caña, que en este año inicia en diciembre y concluirá en mayo. Durante los demás meses del año, es imposible evitar que los niños trabajen.
En los últimos años, a los encargados de reclutar y llevar cortadores a las parcelas se les ha prohibido llevar niños, debido a que el trabajo suele ser riesgoso por el uso de machetes afilados la cual es la principal herramienta de trabajo, y que en manos inexpertas puede causar accidentes, cuyos gastos médicos no son cubiertos por los seguros.
A pesar de las restricciones por parte de las organizaciones cañeras, la actividad de este sector se ha convertido en una segunda escuela, para enseñarles a los niños el valor del trabajo y el sacrificio que implica llevar el sustento del hogar, consideran los trabajadores de mayor edad.
Más de 19 mil niños y adolescentes de Quintana Roo tienen un trabajo de riesgo
De acuerdo con los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en Quintana Roo hay 19 mil 957 niñas, niños y adolescentes de entre 5 y 17 años de edad, que tienen ocupaciones no permitidas.
De ese total, 10 mil 562 lo hacen en actividades peligrosas, además de que nueve mil 395 cuenta con la edades por debajo de lo permitido.
En el estado hay 11 municipios, de los cuales, siete presentan riesgo bajo de trabajo infantil
- Isla Mujeres,
- Benito Juárez,
- Puerto Morelos,
- Solidaridad,
- Cozumel,
- Tulum,
- Othón P. Blanco;
dos tienen riesgo medio
- Lázaro Cárdenas y
- Felipe Carrillo Puerto;
y dos más con riesgo alto
- José María Morelos y
- Bacalar.
La legislación prohíbe que los menores de 14 años trabajen, mientras que los de 16 sí pueden pero no en trabajos peligrosos o insalubres.