El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, ha dicho que su gobierno está preparado para considerar la adopción de un estatus neutral como parte de un acuerdo de paz con Rusia.
El experto en temas de historia militar, defensa y seguridad Peter Caddick-Adams analiza qué significaría la neutralidad para Ucrania y revisa la experiencia de otros países en la historia han adoptado ese estatus.
El mundo mira con horror la guerra entre Ucrania y Rusia. Cada día cobra nuevas vidas, a menudo de inocentes, incapaces de defenderse mientras sus hogares se reducen a polvo.
El mensaje de Moscú es claro: ‘Hagan lo que decimos, o empeoraremos el sufrimiento‘.
La agresión de la Federación Rusa también está dirigida al mundo en general, exigiendo que se abstenga de intervenir.
Zelensky, el actor convertido en presidente que interpreta el rol de su vida, es un hombre inteligente.
Ha cortejado y ganado los corazones de gran parte del planeta, pero también ha activado estrategias en pos de la paz.
Una carta que ha puesto sobre la mesa es poner fin a los intentos de Ucrania de unirse a la OTAN (la Organización del Tratado del Atlántico Norte).
En cambio, se ha centrado en el premio mayor para Kiev de ser miembro de la Unión Europea, el bloque de 27 naciones, lo que le otorgaría algunos beneficios de seguridad, pero sobre todo económicos.
Ucrania y la UE
El 28 de febrero de 2022, Zelensky solicitó formalmente el ingreso en la UE y el 11 de marzo, después de cinco horas de acalorado debate, el Consejo de la UE votó abrumadoramente a favor de aprobar la “eurointegración” del país.
La futura Ucrania tardará años en reestructurar sus bancos, comercio, impuestos y economía, libre de corrupción e influencia de los oligarcas, para satisfacer las necesidades de la UE y que se apruebe la membresía plena. Sin embargo, ha comenzado el proceso de acercar a Ucrania a la comunidad europea y alejarla de las garras de Rusia.
Al ser un futuro miembro de la UE pero no de la OTAN, la situación de Ucrania sería similar a la de países como Chipre, Austria, Finlandia, Irlanda, Malta y Suecia.
La isla de Chipre está dividida entre la República de Chipre, apoyada por Grecia, y la República Turca del Norte de Chipre, apoyada por Turquía. El que siga siendo dos entidades separadas, cada una perteneciente a un aliado diferente de la OTAN (Grecia y Turquía), complica su futura admisión en la alianza del Atlántico Norte.
Austria, Finlandia, Irlanda, Malta y Suecia, por su lado, se consideran a si mismos neutrales de diferentes maneras.
Dado que la trayectoria futura de Ucrania, a menos de que Rusia interfiera, parece similar, vale la pena examinar qué significaría la neutralidad para el país del presidente Zelensky y si es factible.
Los neutrales
Neutralidad significa que un país no se alía militarmente con otros.
La neutralidad de Austria fue acordada por las cuatro potencias ocupantes posteriores a la Segunda Guerra Mundial (la Unión Soviética, Estados Unidos, Reino Unido y Francia) cuando abandonaron el país en 1955, así como por la propia Austria.
Le impide al Estado entrar en alianzas militares o permitir bases militares extranjeras en su territorio.
Austria mantiene el servicio militar obligatorio nacional, pero como resultado de este tratado quíntuple, gasta poco en defensa y su ejército es pequeño.
Fue la Unión Soviética la que modeló esa realidad para Austria basándose en la vecina Suiza, quizás el ejemplo más conocido de un país neutral.
Los suizos fueron considerados neutrales por primera vez al final de la amarga Guerra de los Treinta Años en 1648, y reconfirmados en el Congreso de Viena en 1815, cuando las principales potencias de la época garantizaron la neutralidad de Suiza: Austria, Francia, Reino Unido, Prusia y Rusia.
La neutralidad suiza tiene un alto precio, con reclutamiento, entrenamiento activo, adquisición constante de equipos actualizados y un presupuesto de alrededor del 1% del PIB, aunque la nación gastó el doble durante la Guerra Fría.
Suecia es el otro país europeo con una larga tradición de neutralidad.
Surgió de una política militar de no alineación en la primera mitad del siglo XIX, tras haber sido durante mucho tiempo una potencia militar fuerte en el Báltico, y fue proclamada formalmente en 1834.
Al igual que Suiza, ha creado el concepto de “neutralidad armada” para proteger su estatus.
Desde 1940, la seguridad de Suecia ha dependido del estatus de la vecina Finlandia e indirectamente de la política de la Unión Soviética y, más tarde, de Rusia, hacia Finlandia.
De todas las guerras libradas en los últimos cien años, la de Ucrania parece la más cercana a la contienda conocida como la Primera Guerra Soviético-Finlandesa, o la Guerra de Invierno, que se libró desde noviembre de 1939 hasta marzo de 1940.
Superando ampliamente en número a sus oponentes, alrededor de un millón de tropas soviéticas lanzaron una operación no provocada para la apropiación de tierras contra Finlandia desde varias direcciones.
Las dificultades logísticas, los reclutas soviéticos mal equipados, así como la valentía finlandesa y su maximización del uso de francotiradores, causaron bajas masivas en el Ejército Rojo.
Sin embargo, con bombardeos a gran escala los soviéticos se abrieron paso y Helsinki hizo las paces el 12 de marzo de 1940, perdiendo una porción de territorio.
Después de que Finlandia apoyara a la Alemania nazi contra la Unión Soviética, en 1944 se firmó un armisticio que se transformó en el Tratado de Amistad, Cooperación y Asistencia Mutua entre la Unión Soviética y Finlandia de 1948.
Ese tratado prohíbe que cualquiera de las partes se una a un alianza militar contra el otro: Finlandia no puede permitir que su territorio se use para un ataque contra Rusia, pero puede preservar su neutralidad mediante una defensa agresiva.
A diferencia de Suiza, la neutralidad de Finlandia no está protegida por garantías internacionales, y, como la de Austria, es un caso de neutralidad forzada.
¿Cuánto le costaría a Ucrania ser neutral?
Cualquier futura neutralidad de Ucrania probablemente tendría que basarse en un acuerdo internacional, como el que creó la neutralidad suiza o austriaca, además de la autodefensa agresiva, como la practicada por Suecia y Finlandia.
Fuera de la OTAN, Suecia acaba de anunciar un aumento en su gasto en defensa del 1,3% del PIB al 2% “tan pronto como sea prácticamente posible”. Con su servicio militar obligatorio -que fue suspendido en 2010 y reintroducido en 2018-, el número de uniformados seguirá aumentando.
Lo mismo ocurre con Finlandia, vecina de Suecia, que siempre se ha apoyado en el servicio nacional y cuyo gasto militar siempre ha sido significativo.
Sin embargo, tanto Suecia como Finlandia están ahora reevaluando su actitud hacia unirse a la OTAN, con la opinión pública en ambos países firmemente a favor.
La agresión rusa en Ucrania ha desencadenado una carrera armamentista en Europa que no se veía desde 1914.
Y es que, como dolorosamente descubrieron los Países Bajos, Luxemburgo y Bélgica en el siglo XX, declarar la neutralidad y que se respete son dos asuntos distintos.
La Alemania nazi irrumpió en los tres países en 1940.
Por lo tanto, no será suficiente que Ucrania simplemente anuncie la neutralidad.
Aunque Kiev reintrodujo el servicio militar obligatorio en 2014, el año en que Rusia anexó Crimea y atacó la región de Donbas, su alcance futuro deberá ser más amplio; y su entrenamiento y equipo, completo y significativo, a la manera de los suecos y los finlandeses.
A partir de la experiencia de otros lugares de Europa, se requerirá un gasto mínimo de defensa en tiempos de paz de 1,5 a 2% del PIB.
Y, el presidente Zelensky también buscará garantías internacionales más fuertes que las dadas en el Memorándum de Budapest de 1994, en el que la Federación Rusa, Reino Unido y EE.UU. aseguraron no amenazar con fuerza militar o coerción económica a Ucrania, Bielorrusia y Kazajstán, a cambio de que renunciaran a sus armas nucleares en las caóticas secuelas de la disolución de la Unión Soviética.
El mundo ha entrado en una nueva era, y es poco probable que Ucrania vuelva a quedarse al margen.