El desarrollo del vehículo autónomo va más allá de un simple cambio de tecnología.

Los vehículos “conectados” y los “autónomos” ya existen y circulan por nuestras carreteras y cielos, pero ambos términos no son sinónimos. De hecho, no hace falta que un coche circule completamente solo para que se considere autónomo. Entonces, ¿a qué nos referimos con estos conceptos y en qué se diferencian?

Un vehículo conectado es aquel que está equipado con tecnología que le permite acceder a internet y que es capaz de intercambiar información con su entorno.

Las características más comunes de los vehículos conectados son las siguientes: conectividad a internet, Los vehículos conectados suelen estar equipados con tecnología que les permite acceder a internet. Esto puede facilitar la descarga de datos en tiempo real, como mapas actualizados, información de tráfico y actualizaciones del sistema del vehículo.

Sistemas de entretenimiento, los vehículos conectados a menudo cuentan con sistemas de entretenimiento en línea que permiten a los ocupantes acceder a servicios de transmisión de contenidos multimedia.

Navegación en tiempo real, los sistemas de navegación en vehículos conectados pueden recibir actualizaciones en tiempo real sobre el tráfico, condiciones meteorológicas y puntos de interés. Esto ayuda a optimizar las rutas y a mejorar la eficiencia del viaje.

Seguridad, los vehículos conectados pueden incorporar características de seguridad mejoradas, como sistemas de monitoreo en tiempo real, alertas de colisión y capacidades de llamada de emergencia automática.

Diagnóstico remoto, algunos vehículos conectados pueden enviar datos de diagnóstico a los fabricantes o a los propietarios. Esto permite un monitoreo remoto del estado del vehículo y la identificación anticipada de posibles problemas.

Actualizaciones de software, los fabricantes de automóviles pueden enviar actualizaciones de software de manera remota para mejorar el rendimiento, la eficiencia y la seguridad del vehículo.

Integración con dispositivos móviles, muchos vehículos conectados ofrecen integración con teléfonos inteligentes y otros dispositivos móviles. Esto permite a los conductores controlar ciertas funciones del vehículo a través de aplicaciones específicas.

No todos los vehículos tienen las mismas capacidades para ser autónomos. Esto dependerá de su capacidad para interactuar con el entorno, por ejemplo con otros vehículos o infraestructuras.

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