Los metales pesados como cadmio o plomo liberados por estos filtros quedan dispersos en el ecosistema.
Las colillas de cigarro se han convertido en el principal contaminante de las playas de Quintana Roo. En una actividad de saneamiento de playas a nivel internacional realizada ayer por la asociación Ocean Conservancy en los arenales Tortugas y Forum de Cancún, recolectaron 200 filtros que pesaron un kilogramo.
Según datos de la asociación, durante los dos años previos a la pandemia de Covid-19, y tras la reanudación de esta actividad este año, se retiraron de las playas mexicanas 730 mil 768 artículos de al menos 10 tipos de residuos, con las colillas como el material más veces encontrado, con 176 mil 785 piezas.
Aunque no es el artículo más pesado, advierte que debido a que estos materiales pueden liberar en el ecosistema metales pesados como cadmio o plomo, una sola colilla puede contaminar más de 15 litros de agua de mar. Se resaltó que Quintana Roo es el estado a nivel nacional más activo en estas limpiezas de arenales, aunque en esta ocasión se destacó que la de ayer fue en el marco del Día Internacional de la Limpieza de Playas, celebrado cada tercer domingo de septiembre.
Araceli Ramírez López, representante regional de Ocean Conservancy, comentó que para este año, se realizaron jornadas de limpieza en:
– Cozumel.
– Cancún.
– Tulum.
– Playa del Carmen.
– Sian Ka’an.
– Isla Contoy.
Lucía Paredes López, ingeniera en manejo de recursos naturales de la asociación, dijo que este fin de semana participó personal de diversas empresas, así como más de 600 voluntarios, incluidos representantes de escuelas como el Colegio de Bachilleres o la Universidad Anáhuac, así como de los hoteles.
“Se estima que habrá más de 10 mil voluntarios en todo el estado. La basura se cuantificará con una aplicación para que forme parte de una base de datos, la cual estará disponible para la asociación, así como se compartirá con empresas y dependencias gubernamentales para el desarrollo de nuevas políticas públicas”, resaltó.
Paredes López señaló que las instituciones podrán reconocer qué materiales son los que más contaminan, y así podrán dejar de usarse, reemplazarlos con otros materiales.