La fallecida era la cuarta de los siete hijos del empresario Luis Orejas Canseco y fue vicepresidenta del Club de Tenis
La ciudad de Oviedo se despertó este martes con una noticia muy triste. Carmen María Orejas Rodríguez-Arango, cuarta de los siete hijos del desaparecido empresario Luis Orejas Canseco y hermana de Rufino Orejas, presidente de Química del Nalón y el Grupo Orejas, falleció la noche del lunes en el Hospital Monte Naranco a los 67 años de edad como consecuencia de una fulminante enfermedad. “Nos quedamos con lo buena persona que era y la sonrisa que tenía”, señalaron sus familiares en la capilla ardiente instalada en el tanatorio de Los Arenales.
Carmen era licencia en Psicología, pero nunca ejerció como tal. Actualmente era una de las accionistas mayoritarias del Grupo Orejas, pero su principal empresa siempre fue la familia. Casada con José Luis Pérez-Campoamor, hijo del famoso médico tapiego del mismo nombre y director financiero del conglomerado de los Orejas, era madre de tres hijos. El mayor, José Luis, ejerce como abogado, el segundo, Gonzalo, es el actual director financiero del grupo de empresas familiar y Covadonga, la última, trabaja como auditora en Madrid.
Los dos hijos varones dieron a Carmen cinco nietos, los cuales se convirtieron en su gran debilidad. La fallecida vivía a caballo entre Oviedo, Tapia de Casariego y Madrid y destacaba, según su hermano Rufino por ser “una persona muy activa, dinámica, deportista y de carácter alegre”.
En el plano deportivo era para muchos una superdotada. Ganadora de varios torneos de golf, durante ocho años integró la directiva del Club de Tenis de Oviedo, bajo la presidencia de Fernando Fernández-Ladreda. Tal era su implicación, que durante el último de los dos mandatos ocupó la vicepresidencia. “Era una esposa, madre y abuela ejemplar, siempre pendiente de todo para ayudar en lo que fuera necesario”, explica Fernández-Ladredra, agradeciendo a la fallecida “su amistad y amor al club” privado de la calle General Zuvillaga.
Carmen Orejas era una incondicional de los veranos de Tapia de Casariego. “Le encantaba el mar, bañarse en la playa, todo lo que fuera al aire libre”, comenta su entorno más cercano.
La vida golpeó a Orejas el pasado mes de julio cuando le diagnosticaron una grave enfermedad. Apenas dos años después, su vida se apagó en el Hospital Monte Naranco, al que la familia está muy agradecida por el trato recibido. “Estoy realmente impresionado y agradecido del sistema sanitario. Del personal, la dedicación, el cariño y competencia que mostraron todo este tiempo es digno de resaltar. Estamos todos muy agradecidos”, declara Rufino Orejas.
La capilla ardiente de Carmen Orejas está instalada en la sala 10 del tanatorio de Los Arenales. El funeral de cuerpo presente en la iglesia parroquial de El Corazón de María, a partir de las 17.00 horas de este miércoles.