México cumple 10 años de la primera prohibición de las corridas de toros en un estado, en el norteño Sonora, en medio de un renovado debate sobre una medida similar en la capital mexicana y otras entidades.

El Congreso de Sonora prohibió las corridas en mayo de 2013, y desde entonces se sumaron otros cuatro estados. Ahora, a nivel nacional, la disputa es legal, social y sobre todo política entre defensores y detractores de la tauromaquia.

En los últimos tiempos también ha entrado en el debate la figura de los pueblos originarios, de sus usos y costumbres.

Los primeros toros bravos llegaron a México de la mano de Hernán Cortes, con el primer festejo taurino celebrado el 24 de junio de 1526. La primera prohibición en el México independiente se remonta a 1867, promulgada por el presidente Benito Juárez.

Ya en el México moderno, la ley contra las corridas de toros en Sonora abrió un debate. Aquella cancelación de la actividad taurina vino impulsada por 18.000 firmas, pero sin generar polémica, porque en Sonora no había estos espectáculos.

“Alguien lo propuso y fue fácil”, explica a EFE Antonio Franyuti, director general de la organización Animal Heroes.

Esta asociación logró en 2015 impulsar la prohibición de los espectáculos con animales en los circos mexicanos.

MÁS RESTRICCIONES A LA FIESTA BRAVA

Tras Sonora, el sureño estado de Guerrero prohibió la fiesta brava el 31 de julio de 2014. Después lo hizo Coahuila el 21 de agosto de 2015. Siguió Quintana Roo el 28 de junio de 2019, para finalizar con Sinaloa en enero del 2022.

Con ello, suman cinco entidades federativas de las 32 del país.

Aunque algunos de estos estados tienen alta presencia del crimen organizado, Franyuti no cree que el hecho está asociado al rechazo social de la violencia y, por lo tanto, a los toros.

En Coahuila, por ejemplo, se debió a “un enfrentamiento entre el gobernador Rubén Moreira (2011-2017) y su rival político y ganadero bravo Armando Guadiana (ahora senador)”, cuenta el activista.

Ante las elecciones del próximo 4 de junio para gobernador en Coahuila, Guadiana es uno de los principales candidatos y propone legalizar de nuevo las corridas en el estado.

LOS TOROS EN LA POLÍTICA MEXICANA

El uso de la tauromaquia como arma política es punto de encuentro entre taurinos y antis.

Para Franyuti, los intereses políticos pesan más que los de conciencia.

Por ello, denuncia que la propuesta de Animal Heroes para prohibir las corridas en el país, presentada desde 2002 a la Comisión de Medio Ambiente del Congreso, ”está parada por el Partido Verde”.

Pero el Partido Verde juega como aliado de los antitaurinos en entidades como Ciudad de México, donde el líder político animalista es el diputado Jesús Sesma.

Preguntado por EFE sobre la postura nacional de su partido, el legislador señaló que el Verde presentó “una iniciativa para incluir en la Constitución una Ley de protección y trato digno y respetuoso a los animales que se aplique en toda la república”.

Pepe Saborit, director de Tauromaquia Mexicana, asociación civil que defiende los espectáculos taurinos, “suscribe” la teoría de que los toros son un arma arrojadiza entre partidos políticos.

En los territorios donde hay iniciativas prohibicionistas como Michoacán, Nuevo León, Tamaulipas, Chihuahua, San Luis potosí o Michoacán, “los partidos políticos cambian su postura dependiendo de los intereses locales”, expone Saborit a EFE.

Morena, el partido que gobierna el país y la capital, ha frenado la prohibición en Ciudad de México, mientras que la apoya en Guanajuato, donde es oposición.

TOROS JUDICIALIZADOS

Las iniciativas legislativas no son la única herramienta de las asociaciones animalistas para acabar con la tauromaquia.

La plaza de toros de Ciudad de México, la más grande del mundo, tiene su actividad taurina parada cautelarmente por un amparo presentado ante un juez.

Esta estrategia judicial contra los espectáculos con toros se confronta con la figura de los “usos y costumbres” de los pueblos originarios que defienden los taurinos.

Esto comenzó con la prohibición de las corridas en Quintana Roo, en el sureste mexicano, donde los líderes mayas marcharon al Congreso local para protestar contra la decisión por inmiscuirse en sus “usos y costumbres” que en “el artículo 2 de la Constitución de México” garantiza el autogobierno de los pueblos originarios, aclara a EFE el abogado Raúl Pérez Johnston.

Desde el siglo XVI los pueblos originarios adoptaron la tauromaquia y la incorporaron como símbolo de fertilidad y elemento clave de sus festividades “vinculadas a los calendarios de cosechas”, detalla a EFE Johnston.

Este hecho provoca que tanto en Guerrero como en Quintana Roo se sigan celebrando corridas de toros en localidades regidas por la autodeterminación.

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