Cuando una mujer es exitosa, en el ámbito que sea, muchas veces su capacidad es la que se pone en duda.

Se especula que llegar al lugar en el que se encuentra es por diferentes motivos, menos por su talento, o por haber accedido a propuestas de ámbito sexual.

En los 90, en el rock en México, la cosa no era diferente. Ely Guerra lo supo casi desde el inicio de su carrera. Quería ser diferente a la tendencia de ese entonces, así que no dudó en ser leal a ella misma y a su estilo, aunque esto le costara caro.

“No han sido fáciles estos 30 años. Escribo canciones desde los 15 y cuando todo empezó, me di cuenta de cómo quería hacer las cosas, cantar y expresarme, y creo que a muchas personas no les gustó, y está bien, pero yo decidí hacer las cosas a mi manera.

“No se cómo decirlo, pero en algún momento me dijeron que si quería que mi carrera avanzara, me podría acostar con tal o tal persona y creo que sí, y me da mucha tristeza recordarlo”, compartió en entrevista con Excélsior.

“También me dio el valor de hacer las cosas como yo quería, aunque me fuera a costar más trabajo. Al convertirme en artista independiente fue más difícil, porque no tienes el respaldo de una compañía, pero eso no iba a impedirme hacer música. Al final, fue una decisión que me ha funcionado a mí, que me llena y que me da el control total de lo que hago sin que nadie me diga cómo hacerlo”, agregó.

En los 90, Guerra, junto a otras chicas como Julieta Venegas, Rita Guerrero y Cecilia Toussaint, se convirtió en parte de las mujeres que abrieron espacios en el ámbito del rock y del alternativo.

Antes de ellas estuvieron Baby Batiz y Kenny Avilés, quienes abrieron el camino, pero fue en los últimos años del siglo 20 cuando ellas saltaron a los escenarios y, sin pensarlo, abrieron aún más el camino.

“Entiendo muy bien cuando tenemos que hacer separaciones y explicar y que no seguimos en lugar ideal para las mujeres, pero sí puedo, porque soy testigo de los cambios que ha habido en estas tres décadas. Inicié firmando un contrato a los 19 años y ahora tengo más de 50.

“Sí ha cambiado la percepción del público y voy a hablar de la audiencia, porque no quería escucharnos, no tenían ganas de conocer ni quiénes éramos, ni qué decíamos, era extrañísimo que yo cantara una canción como Ángel de amor, porque era demasiado intensa y, después, pues se preguntaban ‘¿Por qué está cantando sola con la guitarra’?. No sé si el público no estaba preparada o había una vida social distinta, porque fue difícil quitar piedra”, explicó la autora de Peligro.

En este sentido, Ely sabe que las cosas han cambiado: el público, el negocio, la promoción, los porcentajes de mujeres en un festival, etc., como se puede ver en los carteles del Vive Latino, Axe Ceremonia, el mismo Coachella que tiene a Doja Cat como una de las cabezas de cartel, por mencionar algunos mainstream a nivel nacional e internacional.

“Hay un interés y una sensibilidad diferente por parte del público. Personas que no me conocían y van a un concierto mío pues, al final, a veces se me acercan para decirme algo positivo, que les gustó o los impactó. Antes salías, acababas y ni te pelaban.

“Todavía existe un poco de resistencia, pero es otro el momento sin lugar a dudas, y ha evolucionado de manera muy positiva. Por el otro lado también está el negocio en el que vieron que sí somos rentables como artistas”, señaló.

Ely es una mujer que relegó todo lo convencional. No le preocupó el tema de formar una familia tradicional, se enfocó en su carrera liberándose de toda falsa idea conservadora.

Su último álbum en estudio es Zion (2019), editado una década después de Hombre invisible. Durante estos años, la cantante ha promovido su concepto a Piano y voz, así que no duda en tocar en cualquier sitio.

Para ella, los foros, tanto grandes como pequeños, tienen todo su respeto, de la misma forma el público que asiste, por eso cada uno de sus conciertos es preparado de forma diferente y casi artesanal. El próximo no será la excepción.

“Bajo Circuito es un espacio valioso, porque lo que hace encontrar al músico con su creatividad, con su talento y, de una u otra forma, unir mentes con mismos intereses. Es la primera vez que me invitan y me encantó que lo hicieran. De alguna manera tomaron un riesgo al hacerlo, porque también es colocarme frente a las nuevas generaciones que podría interesarse en mi música”, explicó Ely.

Con ese sentido de responsabilidad y toda la energía rockera que vive en su interior, el próximo 8 de febrero será parte del noveno aniversario del foro.

“Un lugar como este no sólo me regresa lo valioso que es formar parte de una comunidad de músicos que inició en el alternativo, me pone en la perspectiva de lo que era ir y tocar en todos esos espacios que nos recibían y que sonaban muy bien nos permitían mostrar quiénes éramos y cuál era el valor de nuestro trabajo creativo”, señaló la cantante, quien hará un recorrido por su historia musical de tres décadas.

 

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