NUEVA YORK.– Chita Rivera, cantante, bailarina y actriz de origen puertorriqueño, quien se convirtió en una de las mayores estrellas de su generación en los escenarios de Broadway durante más de seis décadas en musicales como West Side Story y Chicago, falleció el martes a los 91 años, informó su representante.

Formada en canto, piano y ballet desde muy joven, Rivera empezó a bailar en Broadway antes de cumplir los 20 años. Y siguió haciéndolo hasta que cumplió 80.

Rivera falleció en Nueva York tras una “breve enfermedad”, según informó su hija Lisa Mordente en un comunicado difundido por su representante Merle Frimark.

Con más de diez nominaciones a los premios Tony, de los que se llevó a casa dos, fue galardonada en 2002 con el Kennedy Center, una de las principales distinciones artísticas de Estados Unidos, y en 2009 recibió en la Casa Blanca la Medalla Presidencial de la Libertad.

Sensual y con una descarada presencia escénica, Rivera interpretó algunos de los papeles más aclamados de Broadway y trabajó a las órdenes de talentos legendarios como Leonard Bernstein, Bob Fosse, Stephen Sondheim y Jerome Robbins.

Junto con la también actriz Rita Moreno, Rivera allanó el camino para que otras estrellas de ascendencia puertorriqueña, como el actor, compositor y dramaturgo Lin-Manuel Miranda, famoso por el musical Hamilton, conquistaran Broadway.

Rivera consiguió en 1957 el papel de Anita en West Side Story, la adaptación estadunidense del siglo XX del cuento de Shakespeare Romeo y Julieta, que la convirtió en estrella y le valió su primera nominación al Tony.

Pero cuando se hizo la película, el papel de Anita fue a parar a Moreno. Fue la primera vez, pero no la última, que un papel importante en Hollywood se le resistía a Rivera después de haber brillado en los escenarios con el mismo papel.

Las reacciones a su muerte no se han hecho esperar, como la del equipo del musical Chicago, que ella protagonizó, y que destaca que “la influencia de Chita, su calidez y su talento sobrenatural nos inspirarán siempre. El espectáculo de esta noche es para ella”.

 

Gloria de Broadway

Nacida en plena Gran Depresión, el 23 de enero de 1933 en Washington, capital de Estados Unidos, Dolores Conchita Figueroa del Rivero Anderson era una de los cinco hijos de un matrimonio católico.

Su padre, músico de la Marina, murió cuando ella tenía siete años. A los 11 años se matriculó en una escuela de ballet local, y a los 16 se presentó a una audición en la renombrada Escuela de Ballet Americano dirigida por George Balanchine y viajó a Nueva York tras ganar una beca.

Tras tres años de formación, Rivera buscó pequeños papeles en Broadway como bailarina. Para tratar de ocultar su origen étnico, cambió su nombre por el de Chita O’Hara, antes de decidirse finalmente por el de Chita Rivera.

Aun así, a menudo se sentía fuera de lugar, y en su libro de 2023 Chita: A Memoir, describe una de sus primeras audiciones: “Junto a mí… había rubias pechugonas y de piernas largas con vestidos que dejaban al descubierto sus cuerpos y labios rojos que resaltaban sus bonitas caras”.

“Y ahí estaba yo, bajita, morena, vestida con falda negra y leotardos, y con una nariz como el culo de una gallina”.

Pero una feroz determinación la sacó adelante, junto con su audaz deseo de dedicarse a cantar.

Fue parte de Chicago, West Side Story, Bye Bye, Birdie, Sweet Charity, The Rink, Kiss of the Spider Woman, por el que ganó un Tony en 1993, y la reposición en Broadway en 2003 de Nine, junto a Antonio Banderas. Ganó un Tony a la trayectoria en 2018.

 

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